Receta de magro de cerdo con tomate

Ingredientes

Cómo hacer magro con tomate

Sellamos el magro de cerdo

  • En una cazuela añadimos el aceite de oliva virgen extra, vertemos la carne salpimentada y freímos. Una vez la carne esté sellada, añadimos el vino blanco y dejamos cocinar durante unos minutos para que evapore el alcohol.

Añadimos el tomate y la cebolla para la salsa

  • A continuación añadimos la cebolla cortada en tiras finas y los dientes de ajo bien picados. Seguimos friendo hasta que la cebolla esté transparente, en ese momento añadimos el tomate triturado.
  • Una vez añadimos el tomate triturado y las dos hojas de laurel, vertemos agua hasta cubrir. Dejamos cocinar a fuego lento con la olla tapada hasta que la carne esté jugosa y tierna, aproximadamente 1 hora. Removed de vez en cuando y vigilad que no se seque, si hace falta agregad un poco de agua.
  • Una vez la carne esté en su punto, la salsa habrá reducido suficiente, en este momento podemos retirar los trozos de carne y pasar por la batidora la salsa o bien dejarla con los trocitos de cebolla, ajo… a vuestra elección, incorporamos de nuevo la carne si la hemos retirado para triturar la salsa.

Freímos las patatas

  • Mientras tanto pelamos las patatas y las freímos en abundante aceite de oliva caliente.

Cómo servir el magro con tomate

Éste es un estofado de cerdo contundente que si acompañamos de patatas como os sugerimos os servirá como plato único. Servimos la carne con la salsa de tomate, un buen trozo de pan, y las patatas fritas.

El magro de cerdo con tomate también puede tomarse en cazuelitas como tapeo o aperitivo. También en tosta o incluso en bocadillo, admite muchas variantes. Además este plato se puede comer tanto frío como caliente: un buen bocadillo de magra con tomate frío también es delicioso.

Lo mejor es que podéis prepararlo con antelación: os quedará todavía más bueno con el reposo durante la noche, se acentuarán los sabores y la salsa cogerá mucha más consistencia.

¿Se puede congelar…? Claro que sí, cuando queráis consumirlo, lo pasáis del congelador a la nevera con antelación para que se descongele lentamente, y luego calentáis en microondas o en una cazuela sobre el fuego. Lo que no os recomendamos congelar son las patatas porque es de los pocos alimentos que pierden su textura con el congelado.

Fuente: https://www.pequerecetas.com/