La higiene en la cocina siempre es importante, y en momentos extraordinarios como la crisis del coronavirus que estamos viviendo es completamente esencial. La manera en la almacenamos los alimentos, los cocinamos o incluso cómo los transportamos puede tener un efecto. Cómo limpiamos nuestra cocina, con qué productos y qué materiales también es algo a tener en cuenta.
Hablamos con la microbióloga Maite Pelayo, experta en seguridad alimentaria del Instituto Silestone, sobre qué buenos hábitos de higiene en la cocina debemos adoptar y qué factores y comportamientos implican más riesgos para nuestra salud, especialmente en momentos vulnerables.
El proceso empieza desde el momento el que vamos a la compra ya que «elegimos el sitio dónde comprar y qué productos nos llevamos». Estos, explica la profesional, deben estar siempre bien almacenados, empaquetados y etiquetados. Un error muy común es, una vez llegamos a casa, poner las bolsas en la compra en la encimera, algo con lo que debemos tener mucho cuidado. «Siempre deberíamos colocarlas en el suelo de la cocina, porque han estado en el suelo del súper o en el maletero del coche, por lo que la bolsa ha podido contaminarse», apunta Maite Pelayo, que advierte que este tipo de acciones son «poco higiénicas» ya si contaminamos una superficie como la encimera y luego colocamos los alimentos encima sin antes desinfectarla «estaremos incurriendo en una contaminación cruzada». También explica que una vez coloquemos cada alimento en su sitio deberíamos higienizar la bolsa: debemos lavarla en la lavadora y secarla bien.
Limpiar y desinfectar nuestra cocina
Es importante hacer una diferenciación entre la limpieza y la desinfección. Lo primero sería retirar restos de suciedad, comida y grasa de una cocina y que pueden funcionar como soporte para el crecimiento de ciertos microorganismos. La desinfección es el siguiente paso, en el que se eliminan estos posibles microorganismos que nos pueden dañar. «Una cosa sin la otra no tiene sentido, siempre van a ir juntos», apunta la microbióloga que añade que los productos de limpieza que utilizamos para limpiar la cocina cumplen ambas funciones.
La buena higiene de la cocina (superficie, recipientes, electrodomésticos, utensilios…) es una herramienta de protección frente a cualquier infección, cosa que tener en cuenta siempre y que ahora mismo es esencial. Lo primero que explica la profesional es que los limpiadores de cocina, los limpiadores generales, el detergente o el jabón de alguna manera «deshacen las grasas y también atacan los posibles microorganismos que estén presentes en esas superficies porque deshace esas barreras que tienen de protección», por lo que no necesitamos nada extraordinario para mantener una seguridad en nuestra cocina.
Asimismo, explica la importancia de elegir bien los materiales en la encimera y utensilios de la cocina, ya que por ejemplo la madera, dado que es porosa o que se raya con facilidad, de alguna manera crea «esos hábitats en los que los microorganismos pueden desarrollarse y donde los limpiadores no llegan».
Agua templada y reposo
A la hora de ir a limpiar la encimera, la experta en seguridad alimentaria recomienda seguir el siguiente proceso: en primer lugar debemos retirar las suciedades, restos de comida y grasas; después, con agua templada, utilizar un limpiador y frotar; no retirarlo inmediatamente si no dejarlo uno o dos minutos; cuando haga efecto aclarar con agua templada y, por último secar la superficie. «Si dejamos humedad, esos posibles microorganismos van a tener un buen ambiente para volver a reproducirse. El paso final es importante», comenta.
La higienización de las herramientas que utilizamos para limpiar y desinfectar también es fundamental. Aunque el papel es la opción más segura, también es la más contaminante, por lo que es necesario encontrar un equilibrio. Dice Maite Pelayo que una sesión de cocinado «podemos usar el mismo trapo e ir aclarando y limpiando a medida que lo vamos utilizando con agua y jabón». Explica que los trapos, que utilizamos para la limpieza de superficies y también de las manos, son una fuente de contaminación cruzada, es decir entre alimentos que ya estaban higienizados porque ya estaban cocinados y no. «Hay que tener cuidado e ir reponiendo estos trapos en cada sesión de cocina. Un lavado en lavadora es totalmente eficaz», dice.
Almacenamiento separado en la nevera
En el caso de las bayetas y estropajos debemos tener en cuenta que son utensilios que limpian, pero que tienen una carga de microorganismos que poco a poco se van añadiendo. «Los estudios dicen que hay que limpiarlos frecuentemente y reponerlos cada semana», comenta la profesional.
Por último, es importante limpiar la nevera de manera periódica y tenerla a la temperatura correcta, ya que los alimentos necesitan mantenerse a cierta para conservarse. «Al colocarlos es importante que no entren en contacto alimentos crudos y cocinados, ya que se puede dar una contaminación cruzada», explica la microbióloga que recomienda colocar los alimentos cocinados en la parte superior y los crudos en la inferior, para evitar, en caso de goteos, que se contamine el alimento cocinado. Asimismo, explica que debemos conservar todo el recipientes cerrados, y almacenarlos de tal manera que los productos antiguos estén más visibles para consumirlos antes.