El cocktail de frutas en almíbar es uno de esos productos que nos salva en cualquier momento. Abres una lata y, en pocos segundos, tienes una mezcla colorida de melocotón, pera, piña, uvas y cerezas con un dulzor que enamora al primer bocado.
Un clásico en hostelería y restauración, porque te permite ofrecer fruta lista para servir durante todo el año, sin preocuparte por temporadas o mermas.
Un detalle curioso
Gracias al almíbar, la fruta conserva una textura suave y dulce, y aunque pueda parecer menos saludable que fruta fresca, su gran valor está en la conveniencia, durabilidad y posibilidad de utilizarla en infinidad de preparaciones sin complicaciones. Eso sí: hay que tener en cuenta la presencia de azúcares añadidos en las frutas en almíbar
¿Por qué elegirlo?
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Disponibilidad todo el año: La fruta de temporada se envasa mediante el proceso de conservación en jarabe, lo que permite que llegue al cliente durante meses sin perder su textura ni sabor.
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Versatilidad de uso: Ideal para postres rápidos, como ingrediente de tartaletas, copas, helados o incluso para dar un toque dulce a platos salados.
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Historia y tradición: El proceso de conservación en almíbar tiene raíces antiguas: la palabra “almíbar” proviene del árabe y en esencia refleja técnicas tradicionales de conservar frutas.
Detalles que encantan al consumidor
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Sabor dulce y constante: cada fruta aporta su personalidad, unida por el almíbar.
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Práctico y rápido: no requiere corte, lavado ni pelado.
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Ideal para postres vistosos: su mezcla de colores conquista la vista antes que el paladar.
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Duración prolongada: perfecto para tener siempre a mano en la despensa profesional.